Jordi Roger: "Siempre he estado rodeado de un balón"
- Álvaro Teixidó
- 16 abr 2018
- 7 Min. de lectura

Jordi Roger Ceballos (Barcelona, 39 años) está viviendo uno de los momentos más bonitos de su carrera deportiva. Actual entrenador de la Unió Esportiva Cornellá, en Segunda División B, lucha por lograr el ascenso a Segunda División, en el que sería, sin duda, el mayor hito en la historia del club. Su lucha, garra y carisma han hecho que tanto él, como sus jugadores, se lo crean y se dejen uñas y dientes para conseguirlo. Sin embargo, para llegar hasta aquí, Jordi Roger ha tenido que saborear y vivir el fútbol desde dentro. Empezó desde pequeño, a una muy temprana edad, e hizo goles hasta los 28 años, cuando decidió colgar las botas. Combinó jugar con entrenar durante cuatro años y se decantó por los banquillos, por enseñar a otros a jugar e, intentar, llegar lejos como entrenador.
Las andadas de Jordi Roger por el mundo del fútbol empiezan hace tantos años que, tan siquiera, el propio protagonista recuerda bien el inicio. Con dudas, cree empezar con tres o cuatro años. “Siempre he estado rodeado de un balón. Al principio como jugador y, ahora, como entrenador”. A esa edad, Roger se movía por el centro del campo, pero poco a poco fue avanzando su posición en el campo. “Es cuando me ficha la Ferran Martorell, en alevines, en el momento que juego más adelantado. Primero como segundo punta y, más tarde, como nueve referencia”. Su paso por categorías inferiores se basa en su etapa en la DAMM, equipo en el que, tal y como reconoce Roger, estaba “muy bien considerado y era titular indiscutible”. A su paso por la DAMM le puso fin cuando, con tan solo 19 años, llega a Segunda División B, de la mano del Palamós. Nuevo etapa, nueva división, nuevo club y nuevos compañeros para un joven delantero que empezaba a despuntar en el panorama catalán. Por aquel entonces, Jordi no contaba con un referente en el que fijarse para imitar sus movimientos o estilo de juego, pero afirma tener un jugador fetiche: Michael Laudrup. Justo con ese punto de la entrevista, hablando de ídolos y referentes, el protagonista de esta entrevista se abre y sentencia: “Mi único ídolo es mi padre”. Roger necesitaba adaptarse a un nuevo fútbol, con jugadores mayores que él, en algunos casos hasta 15 años mayores, y reconoce que le costó. Pero, pese a esas dificultades, se convierte en “pichichi de la pretemporada” y se comienza a hablar de él en los periódicos locales como la “gran revelación. Sin embargo, encadeno las siete primeras jornadas sin jugar y luego me cuesta entrar en el equipo”. Pese a estar dos temporadas en el conjunto y con pocos minutos de juego, Jordi Roger lo recuerda como una experiencia para aprender y, como el mismo afirma, “hay que quemar etapas”. Volviendo a su llegada al Palamós, no podía dejar pasar uno de los partidos más especiales de su etapa futbolística como jugador. Aquel año, 1998, el club cumplía 100 años y por su centenario se disputó un partido amistoso con el F.C. Barcelona. Roger contó con, prácticamente 70 minutos, según Mundo Deportivo, y lo recuerda “como algo bonito que, dentro de unos años, podrá contarle a sus hijos”. Además, con una sonrisa, afirma tener guardada la camiseta de Phillip Cocu, centrocampista holandés del club culé.

Imagen: Portada del partido del Centenario del Palamós - Mundo Deportivo
Pasaron los años y Jordi Roger fue probando suerte en diferentes equipos del panorama autonómico catalán: Europa, donde disputa un play-off de ascenso a Segunda División B, Castelldefels, equipo con el que logra un ascenso a Tercera División, o por Marianao Poblet. Finalmente, es en la temporada 2006-2007, en las filas de La Barceloneta, cuando Roger decide colgar las botas definitivamente. Según las estadísticas que encuentro en la web, Roger anota 20 goles en 30 partidos disputados esa temporada. Él me corrige, fueron 25. Sorprende como un jugador que alcanza dicha cantidad decide dejar de jugar al fútbol. Sin embargo, todo tiene un motivo. Desde su etapa en Castelldefels, la mente de Roger estaba focalizada en los banquillos. Desde la temporada 2002-2003, con 24 años, empezó a combinar jugar con entrenar, centrándose, en especial, en la segunda tarea. Empezó como técnico en las categorías inferiores del Europa, con quien “estaba logrando muy buenos resultados e incluso un ascenso”. Llegó al juvenil nacional del Europa como míster, equipo en el que “entrenaba cuatro días a la semana, tenía que sacarme el título de entrenador e ir al CAR (Centro de Alto Rendimiento Deportivo) de Sant Cugat”. Fue en ese momento, tanto por motivos de tiempo como por prioridades personales, en el que Roger se decanta por centrarse, exclusivamente, en el aspecto técnico. “Me motivaba mucho más ser entrenador que jugador, pese a que tuviera 27 o 28 años”.
“Quería ser campeón de Cataluña con el Europa ”
Sin embargo, cuando ya tenía su decisión tomada, Manolo Murciano, por aquel entonces miembro del Europa, le propone a Jordi Roger probar suerte en La Barceloneta. Tras meditarlo, ambos llegan a un acuerdo: “Solo iré a entrenar un día (Los viernes) y a jugar el partido del fin de semana”. Él mismo reconoce que no tenía muchas esperanzas puestas en sí mismo y que “acabaría dejando el equipo a las tres semanas”. Ya no solo por si podría mantener el nivel, sino por “como iban a reaccionar los compañeros” ante esos privilegios, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, se sorprende de la buena aceptación del vestuario y de la adaptación rápida que tiene a una liga nueva: Primera Regional Catalana. Pasaban las jornadas y todo marchaba bien, tanto en los registros individuales como en los colectivos. Fue en esa temporada en la que anotó los 25 goles de los que antes hemos hablado. El equipo logró llegar a la final del play-off de ascenso, en la que se verían las caras frente al Lloret. En el partido de ida, que jugaron en casa, Jordi Roger logró enviar el balón al fondo de las mallas por última vez en su carrera. “Metí mi último gol, en un partido que quedamos 1-1”. El resultado quedaba abierto para la vuelta y Jordi podría haber cerrado su carrera con un bonito ascenso a un escalafón más arriba: Preferente. Pero la suerte no le sonrió. “No pude disputar el partido de vuelta, en Lloret porque me coincidió con la final de la Copa Catalunya con el juvenil del Europa” (Recuerdo que compaginaba con entrenar y jugar). “Yo quería ser entrenador. Yo quería ganar la Copa Catalunya con el Europa”. Murciano, quien le incitó a volver a jugar, “fue el primero en entender la situación”. La Barceloneta, en aquel partido de vuelta sin Jordi Roger, cayó frente al Lloret y no pudieron certificar el ascenso. En cuanto a su final con el Europa, decido preguntarle para saber si al menos logró el que era su objetivo primordial. Pero no fue así, la crueldad del fútbol quiso que su equipo cayera, frente al Girona, una vez finalizado el tiempo reglamentario, desde los once metros. “Llegamos 1-1 y por penaltis nos ganó el Girona en la final”.
Tocaba hablar ahora de su etapa como entrenador, sin compaginarlo con jugar. Al igual que al principio, le preguntó, pese a que ya ha reconocido no tener ídolos, si tenía algún referente a nivel técnico, algún genio de los banquillos que le haya servido como referencia. “Seguramente, Joaquín Caparrós. Por su manera de ser, por su forma de vivir los partidos. Al final, yo considero buen entrenador a aquel que saca un gran rendimiento a un equipo sin tener jugadores top” (Hablamos sobre la calidad de algunos entrenadores como Guardiola, pero me reconoce ser fan de otros como Marcelino García Toral o Quique Setién, quienes esta temporada han sabido exprimir muy bien al Valencia o Betis, respectivamente).

Imagen: Jordi Roger prepara el partido frente al Sabadell - Álvaro Teixidó
Paso a hablar de sus inicios en el primer equipo de la UE Cornellá. Pero, antes, Roger me hace un inciso sobre su etapa previa en el juvenil del mismo equipo, con el que logró clasificarse para jugar la Copa del Rey, frente al Real Madrid. Siguiendo con el primer equipo, Jordi Roger coge a un Cornellá que, inevitablemente, busca el ascenso de Tercera División a Segunda B. En su segundo año logra disputar el play-off de ascenso, pero caen frente al filial del Deportivo de la Coruña. “Fue durísimo. No fuimos campeones de grupo por el gol average. Ellos contaban con jugadores que, en gran parte de la temporada, habían estado entrenando con el primer equipo”. Pese a caer eliminados, Roger afirma que aprendieron “para que al año siguiente, al disputar, de nuevo, el play.off, afrontaramos la eliminatoria de una manera diferente”.
“Ahora nos hemos asentado en esta división”
Al año siguiente, el equipo vuelve a disputar las eliminatorias de ascenso y, esta vez, logran el ansiado ascenso a Segunda División B Grupo III. “Nosotros éramos conscientes de lo difícil que era subir. Nuestro objetivo ese año fue hacer un equipo sólido para mantener la categoría”. Lo primero que quiso hacer Jordi Roger en aquella primera temporada fue profesionalizar el equipo que, a partir de la segunda vuelta, logró encadenar una buena racha y lograr un “milagro”. Ese mismo año, por caprichos del fútbol, Roger se vuelve a ver las caras con el Real Madrid. “Te despistas. En un mes y medio logramos dos puntos de 24 posibles. Nos hundimos. Fue un premio que pudiera venir el Real Madrid, pero nos mermó y nos costó salir de ahí abajo”.“Ellos hace tres meses habían sido campeones de Europa y nosotros habíamos subido a Segunda B. Al final es algo bonito, que ninguno olvidaremos”.
Tras ese año de adaptación el Cornellá se ha establecido como uno de los equipos más solventes de la competición. “Ahora nos hemos asentado en esta división. Ahora nos respetan todos los equipos”.
Esta presente temporada, 2017 – 2018, tal y como dijo Roger en rueda de prensa, el equipo está muy cerca de hacer historia (Se encuentran en la cuarta posición, la última que da el pase al play-off de ascenso a Segunda División). “Yo estoy muy bien y muy contento”. Tan solo quedan cuatro partidos para el final de liga y el equipo depende de sí mismo, mientras vayan ganando, asegurarán la cuarta plaza. “Ojala todos los años tenga esta presión”, sentenció Jordi Roger.
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